El propietario es el dueño de la casa. Suele coincidir que el propietario sea además quien vive en la casa y a cuyo nombre esté la póliza (tomador) pero no tiene por qué ser así. De hecho, una persona puede ser tomador y no ser el dueño de la casa. Además, muchos inquilinos hacen un seguro de hogar y no son propietarios de la vivienda.