Es el famoso «seguro todo riesgo». Además de cubrir los daños que le puedas causar a terceros, cubre los de tu propio vehículo, como un arañazo contra una columna: El seguro paga la reparación de los daños de tu coche.

Pueden incluir franquicia: sería un importe que pagarías tú siempre de cada siniestro (por ejemplo 150€) y el resto, tu aseguradora.