La orugas procesionarias del pino (cuyo nombre científico es Thaumetopoea pityocampa) representan un serio peligro para los perros en primavera, debido a sus pelos urticantes, que pueden provocar desde irritaciones hasta reacciones tóxicas severas. Con el cambio climático, su aparición se ha adelantado, incrementando el riesgo para nuestras mascotas. En los meses de febrero, marzo o abril, es habitual encontrar legiones enteras de orugas procesionarias por los parques de las grandes ciudades (y por supuesto también en zonas de pinares o zonas rurales en las que haya pinos, abetos o coníferas en general). Si tienes perro, probablemente ya sepas lo peligrosas que son, pero en este artículo queremos que dispongas de toda la información.
Peligros de las orugas procesionarias para los perros
Las orugas procesionarias constituyen un peligro para cualquiera, también para los humanos y especialmente para los niños. Los niños y los perros, por su naturaleza curiosa pueden tocarlas y en el caso de los perros olfatearlas e incluso comérselas. Esto puede tener gravísimas consecuencias:
1. Inflamación y necrosis
El contacto puede causar hinchazón en la lengua y mucosas, llevando en casos graves a la muerte del tejido afectado. Algunos perros tras olfatear o ingerir una de las orugas procesionarias han sufrido necrosis en la lengua y se la han tenido que cortar.
2. Reacciones alérgicas
Los pelos urticantes liberan toxinas que pueden provocar hipersalivación, decaimiento e hipertermia.
3. Problemas respiratorios
La inhalación de los pelos puede causar dificultad para respirar e incluso asfixia.
Cómo evitar el contacto con la procesionaria
Para proteger a tu perro contra las orugas procesionarias puedes poner de tu parte, empezando por cumplir estos consejos.
1. Evita zonas en las que haya orugas procesionarias
Durante los meses de febrero a abril, mantén a tu mascota alejada de áreas con pinos, abetos y cedros, especialmente si se han reportado infestaciones. Además, pasea preventivamente por las zonas por donde sacas a tu perro tu solo y fíjate si en alguno de los árboles hay una especie de bolas de algodón, que son los nidos de las orugas procesionarias. Si es así, ten en cuenta que antes o después van a bajar y que serán un peligro para tu perro.
2. Llévalo atado
Lleva siempre a tu perro con correa en zonas arboladas para mantener un control efectivo y evitar que se acerque a las orugas. Esto deberás hacerlo en esta época del año: entre febrero y abril, dependiendo de la zona en la que vivas, la temperatura y la época en la que salgan las orugas procesionarias.
3. Vigilancia constante
Supervisa a tu mascota durante los paseos para impedir que olfatee o ingiera objetos sospechosos. Incluso con olfatear puede sufrir graves daños, así que ten especial cuidado.
4. Apps de alerta
Utiliza herramientas como Doguify, que ofrecen mapas interactivos con alertas sobre la presencia de orugas procesionarias, ayudándote a evitar áreas de riesgo.
Qué hacer si tu perro entra en contacto con orugas procesionarias
Si sospechas que tu perro ha tenido contacto con una oruga:
1. Mantén la calma
Tu serenidad es crucial para actuar de manera efectiva, pero también vas a tener que aplicar la rapidez.
2. Lava la zona afectada
Con guantes y agua tibia, limpia cuidadosamente el área de contacto para eliminar los pelos urticantes. Evita frotar, ya que esto puede liberar más toxinas.
3. Impide que se lama
Evita que tu perro se lama las patas o el pelaje, ya que podría ingerir más toxinas.
4. Vete rápidamente al veterinario
Busca atención veterinaria inmediata para recibir el tratamiento adecuado y prevenir complicaciones graves.
En resumen, la prevención es la mejor estrategia para proteger a tu perro de los peligros de la procesionaria del pino. Mantente informado sobre las áreas afectadas, evita zonas de riesgo y, ante cualquier sospecha de contacto, actúa con rapidez y busca ayuda profesional.
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