El amor por nuestro vehículo se demuestra desde el primer momento del día. Así como nosotros necesitamos unos minutos para «arrancar» por la mañana, nuestro coche o moto también merece ese tiempo de adaptación. Te explicamos por qué es tan importante y cómo hacerlo correctamente.
Los beneficios de calentar el motor
- Mejor lubricación del motor
- El aceite necesita tiempo para alcanzar su temperatura óptima
- Una correcta lubricación reduce el desgaste de las piezas
- Prolonga la vida útil del motor
- Rendimiento y consumo
- Un motor frío consume más combustible
- Las emisiones son mayores durante los primeros kilómetros
- El calentamiento progresivo optimiza el consumo
- Seguridad al volante
- Los frenos funcionan mejor cuando alcanzan su temperatura ideal
- Las suspensiones responden de manera más eficiente
- Mayor control y estabilidad en la conducción
¿Cómo calentar correctamente tu vehículo?
- Arranca suavemente y mantén revoluciones moderadas
- Durante los primeros 5-10 minutos, evita aceleraciones bruscas
- Mantén una velocidad constante y moderada
- Evita forzar el motor hasta que alcance su temperatura de funcionamiento
Beneficios adicionales
- Menor desgaste de componentes
- Ahorro en mantenimiento a largo plazo
- Mayor durabilidad de las piezas mecánicas
- Mejor respuesta del vehículo en general
La importancia del calentamiento en clima frío
Cuando la temperatura exterior es baja, los fluidos de tu vehículo se vuelven más viscosos y espesos. El aceite del motor, por ejemplo, puede tardar hasta 5 minutos en alcanzar su temperatura óptima de funcionamiento (90-95°C). Los estudios demuestran que un motor sometido regularmente a arranques en frío sin el debido calentamiento puede reducir su vida útil hasta en un 25-30%. Esto se debe a que durante los primeros 90 segundos de funcionamiento en frío, el desgaste mecánico equivale al producido en 800 kilómetros de conducción normal con el motor a temperatura óptima.
Beneficios para los componentes mecánicos
El calentamiento gradual no solo beneficia al motor; el líquido de frenos necesita alcanzar su temperatura de trabajo (aproximadamente 70°C) para ofrecer su máxima eficiencia, mientras que el aceite de la caja de cambios requiere unos 2-3 minutos para lubricar correctamente el embrague y los engranajes. Las suspensiones, por su parte, contienen aceites y gases que necesitan calentarse para proporcionar una respuesta óptima – un sistema de suspensión frío puede ser hasta un 15% menos eficiente en la absorción de impactos. Dedicar estos minutos iniciales a un calentamiento adecuado puede extender la vida útil de estos componentes entre un 15% y un 20%, traduciéndose en un ahorro significativo en mantenimiento y reparaciones a largo plazo.
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